La orden religiosa de los Jesuitas: La compañia de Jesus



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La orden religiosa de los Jesuitas: La compañia de Jesus

J. Jesús Gómez Fregoso, s.j.

Las presiones de los monarcas regalistas sobre el papa contra los jesuitas fueron tan fuertes que en 1772 el papa Clemente XIV decidió suprimir a los jesuitas: la Compañía de Jesús simplemente dejaba de existir; paradójicamente con esto el papa se privaba de los que eran los principales defensores de su autoridad. Así pues, la orden que fundó san Ignacio de Loyola fue suprimida, a pesar de que ya había un buen número de jesuitas declarados santos y beatos por la Iglesia y a pesar de que en Inglaterra un buen número de jesuitas habían sido sacrificados por el rey ante su insistencia en defender la autoridad del papa. Como otra de las paradojas de la historia, fueron los reyes no católicos los que llamaron a sus reinos a los jesuitas indios expulsados por los monarcas católicos: Catalina la Grande, de Rusia, y Federico II, de Prusia, los llamaron para que enseñaran en sus colegios: en vísperas de que estallara la Revolución en Francia, los jesuitas ancianos fueron a morir a Prusia y a Rusia.

Después de la Revolución francesa, en 1814, el papa Pío VII volvió a aprobar a la Compañía de Jesús. A partir de ahí, los jesuitas fueron creciendo en número: fueron fundando misiones en África, Asia, Oceanía y en diversos pueblos autóctonos del continente americano. Los colegios se fueron reabriendo, sobre todo en Francia, España e Italia, países en los que se intentó renovar las misiones populares de siglos pasados; sufrieron también los jesuitas diversas expulsiones de los gobiernos anticlericales de Francia y de la Prusia militarista de la segunda mitad del siglo XIX; pero ellos siguieron su labor: intensificaron el trabajo en universidades católicas y públicas; uno de cuyos frutos fue la formación de diversos investigadores en variadas ciencias humanas y exactas. Buena parte de sus esfuerzos los dedicaron a la formación de futuros sacerdotes diocesanos y en la Universidad Gregoriana de Roma se fue formando la mayor parte de los obispos. Dicha universidad persiste aún en la actualidad. La Compañía participó de todas las peripecias y circunstancias de la Iglesia católica en los diversos países. Los colegios volvieron a florecer en Europa occidental, aunque no con el vigor que habían tenido en los siglos anteriores. En el siglo XX, la orden creció notablemente en volumen. En los años treinta, fueron también de los grupos perseguidos por el nazismo en la Alemania hitleriana. Desde 1950 y hasta el Concilio en Vaticano II, a mitad de los sesenta, los jesuitas florecían sobre todo en España, Francia, Italia y lo Estados Unidos, donde tenían 26 universidades. Al terminar la segunda Guerra Mundial, el papa Pío XII les encomendó enfáticamente que trabajaran en el Japón. Hacia esas mismas fechas, reabrieron obras en casi toda la América Central y en Sudamérica.

Uno de los jesuitas más famosos a mediados del siglo XX fue el francés Pierre Theilard de Chardin, conocido por sus investigaciones antropológicas y su contribución a la teoría de la evolución. Fue muy discutido, apreciado y rechazado también; recibió muchas objeciones de miembros de la misma Iglesia Católica. Otras grandes figuras, controvertidas también, fueron los teólogos jesuitas Heri de Lubac, Jean Danielou y Kart Rahner: todos ellos contribuyeron a las ideas renovadoras del Concilio Vaticano II. Desde 1979, con una Iglesia Católica menos monolítica y más plural, volvieron a tener dificultades con otras corrientes dentro de la misma Iglesia. En África y América Latina, no pocos de sus miembros volvieron a ser perseguidos y sacrificados por diversos gobiernos.

Actualmente, buscan nuevos caminos inéditos de servicio a la Iglesia, búsqueda que nunca ha garantizado la infalibilidad en teorías y en prácticas. El número de jesuitas en todo el mundo ha decrecido: actualmente son cerca de 20,000, contra los 35,000 de los años cincuenta. En Europa occidental, los Estados Unidos y Canadá se ha resentido especialmente la falta de jóvenes que deseen ingresar a la orden.

Los jesuitas en México

En México los jesuitas llegaron medio siglo después que las otras tres grandes órdenes religiosas: los franciscanos, los dominicos y los agustinos, que fueron los que realizaron la conquista espiritual de lo que habían sido los grandes imperios de los aztecas y de los mayas. Fue Don Vasco de Quiroga el primero en pedir que vinieran jesuitas para auxiliarlo en sus labores del obispado de Michoacán. En 1572, el 8 de septiembre, desembarcaron en Veracruz los primeros 15 jesuitas españoles; se trasladaron a la ciudad de México, que se convertiría en su escala para conquistar las regiones del norte: venían con el encargo expreso de trabajar en la conquista espiritual de esas naciones, en los actuales estados de Jalisco, San Luis Potosí, Veracruz, es decir, las tierras que no habían sido aún evangelizadas por los franciscanos, dominicos o agustinos. Sin embargo, desde su llegada a la capital del virreinato, un grupo de españoles les rogaron que fundaran un colegio para sus hijos, porque si bien había escuelas para los niños indios, no existía una escuela para los niños criollos.


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Posted on

February 16, 2015